Héroes del silencio

Me refiero a tantas luces –pequeñas candelas- que iluminan este mundo sin saberlo. Me lo ha dado a entender Benedicto XVI en su libro “Jesús de Nazareth”: frente a los chispazos del poder, del honor y de la fama, la única luz que de verdad calienta es la de los héroes del silencio. ¿Qué quienes son? Echen un vistazo alrededor y los descubrirán donde menos lo esperan. En esa madre que ha gastado media vida en el cuidado del hijo enfermo y en ese hijo enfermo que no cuenta para el mundo. O en aquella otra que decide continuar con su embarazo de alto riesgo o aquel en el que los análisis y la ecografía auguran un bebé síndrome de down. También el hombre y la mujer síndrome de down son luz que alumbra y calienta, al igual que el loco o el que cae hacia la espiral de la muerte por una enfermedad progresiva que quiebra todas sus esperanzas. Todos son héroes del silencio, pequeñas llamas que marcan el perfil de este mundo oscuro: las monjas de clausura que ven como las celdas de su convento se van quedando vacías y aquellas jóvenes que se fían de la gracia para dejar atrás los cálculos y abrazar una entrega desapercibida detrás de un muro y una reja. Son héroes todos aquellos que renuncian a un sobresueldo o a un ascenso si a cambio se les pide el tiempo que merece su familia, así como el padre y la madre heridos por una separación, por un divorcio obligado por cualquier circunstancia, y que se empeñan en que la desilusión no se contagie a sus hijos. Héroes son aquellos que reconocen sus errores, los que prescinden de una hora de sueño para comenzar el día con una misa tempranera, los que vencen los respetos humanos a la hora de transmitir la actualidad del Evangelio, de los sacramentos, del cielo que nos espera… Son héroes también los que no encuentran la fe pero la buscan afanosos, los que pese a no haber tenido la oportunidad de nacer en un hogar cristiano luchan por ser buenas personas, los que ayudan a los demás sin que se les note. Entre tanto héroe, ¿también estás tú?