20 feb 2019

Entiendo la indignación de la gente ante la inmoralidad eugenésica de Arcadi Espada. Para él, por lo leído y visto, sólo son dignos de derechos —el primero, a la vida— los pertenecientes a una condición... digamos... aria (españoles listos, guapos y productivos). Por el contrario, aquellos que en el vientre materno manifiesten una condición genética modificada, una enfermedad o una malformación, deberían ser llevados directamente al bisturí cortador, a la sal quemante, al aspirador y al crematorio, porque en su ensoñación no pueden llegar a ser listos, ni guapos ni productivos, sino una carga para los padres y para el propio Arcadi, que paga sus impuestos. La reacción de repulsa que recorre España es lo que tiene vivir, como Arcadi, a expensas de la declaración gruesa, aunque Risto, digamos la verdad, tampoco está muy desencaminado de esa senda. 

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Entiendo la indignación de todos porque también es la mía. Y entiendo la emoción por la aparición en el Chester de ese niño precioso que tiene Síndrome de Down, y por la declaración de su padre maravilloso. Pero no así que este suceso televisivo no consolide en toda la gente emocionada la decisión de ponerle punto final al aborto. ¿Es que los embriones, los fetos no deseados (algunos a término) no tienen derecho a vivir? Los que vienen con el síndrome de Down abrazado a su inocencia, pasan a ser presa de caza (por la Ley, por el médico, por la madre y por quien ayuda a la madre en el proceso del aborto, la coacciona o la anima a abortar). Aquellos que traen una «anomalía», término legal en el limbo, ya que puede comprender desde un labio leporino a la falta de un riñón; desde un dedo de más o de menos en una mano a una pierna más corta que la otra; y, por supuesto, cualquier sospecha del ginecólogo, sea cierta o no, a pesar de que quepa margen de error en su veredicto. Y no es lo único, porque durante las primeras dieciocho semanas —Risto, Arcadi, aprendedlo— el aborto es libre, cuestión de determinación o capricho de la paciente, y ahí el médico sesga la vida también de los listos, los guapos y los que serán productivos, ese español ario que tanto le mola a Espada. También abortan las menores de edad y saltándose el obligado consentimiento de su padre, madre o tutor, ya que las clínicas del ramo cuentan con asesores para trampear la ley y violar la patria potestad.

Arcadi, lo siento pero tu discurso inmoral se ha quedado corto. Risto, lo siento, pero tu espectáculo televisivo se ha quedado corto. 

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