4 ago 2012





Tintín se partía el bazo con Tchang.


Tchang –¿recuerdan?–, es el niño chino al que el globetrotter belga salva de la furia de una riada. Después de anudarle al cauce la vida, Tintín permite que le narre su agridulce desventura: lo ha perdido todo, pero ha ganado un amigo.Lloran ante la ausencia definitiva de sus padres, a los que se tragó la corriente, aunque enseguida comienzan las chanzas a cuenta de los tópicos que Europa alimenta sobre los de la raza del muchacho: es mentira que los hombres amarillos lleven uñas de bruja y negra coleta; es mentira que las mujeres calcen zapatos diminutos para que no les crezcan los pies, que se desprendan de los recién nacidos lanzándolos a los torrentes, Seguir leyendo en pdf
 

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