Pueden verlo en la ilustración.
Batman se levanta la máscara de
lycra, como para certificar que lo
que ven sus ojos disfrazados corresponde a la realidad de estas
horas bajas de la humanidad. Mal
negocio, murciélago, jugar a superhéroe de este
mundo irredento y complejísimo, en el que la
honradez se confunde y cae por el mismo sumi-
dero que Mammón y sus leyes de camisa plan-
chada, mocasín reluciente y elegantes tirantes a
juego con la corbata.cEs más, Batman hincha sus hercúleos pulmones con una vaharada de oxígeno con sabor a fracaso y enseguida resopla, como si de golpe le hubiesen caído cincuenta años sobre los hombros.
Se ha dado cuenta de que no hay superpoder capaz de enfrentarse a esta evaporación del sistema: un modo de vida que creímos propio de los
hombres y mujeres del nuevo milenio, y que huye
de nosotros a toda velocidad, como un globo que
pierde el aire con el que había dado forma a la
más burlona de las suficiencias. Seguir leyendo en pdf

