El nacionalismo
versus separatismo versus independentismo (como Isabel y Fernando, tanto monta, monta tanto), está más cerca de
nosotros de lo que pudiéramos imaginar. Y no me refiero a quienes por obligación
de trabajo deben desplazarse por la piel de Cataluña y del País Vasco, por más
que de viajantes esté el mundo lleno (los ejecutivos no dejan de ser los
vendedores de adelgazantes de hace sesenta años), o a quienes viven en esas
tierras acosados por los que reivindican un planeta en el que sólo existan los
de su RH. Basta, digo, con echar una mirada alrededor de nuestra rutina para
encontrarlos, sentimentales y reivindicativos, firmes en la fe de que los
derechos se han inventado para ellos y las obligaciones –miré usted por dónde-
para los demás.
Hay nacionalistas
de urbanización. Me refiero al tipo de vecino que se enroca en las más variadas
y puñeteras veleidades. Si hay derrama, no paga. Si hay que dejar las basuras a
partir de las ocho, las deja a las cuatro y, encima, no las mete en el cubo. Si
se siente presionado por las reivindicaciones de la comunidad, lo más probable
es que, de vivir en uno de los pisos más altos, se deje el ascensor con la
puerta abierta, de modo que a los demás no les quede más tu tía que bajar y
subir a pie.
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Hay nacionalistas
en las familias. Me refiero al que en todos los conflictos se sale con la suya;
al que en el momento de leer el testamento de la abuela, se saca del bolsillo
unas inesperadas últimas voluntades en su beneficio; al que encuentra
vericuetos para nunca poner lo que le corresponde para mantener la casa común;
al que conserva el pleito por un cenicero de alpaca así pasen cien años; al que
nunca viene de visita...
Hay nacionalistas
en el trabajo. Me refiero al que nunca tiene un minuto para resolverte una duda;
al que se guarda la información para salir siempre bien parado; al que sabe
distribuir entre los demás sus errores; al que logra concentrar todos los
halagos del jefe…
La vida nos
demuestra que el nacionalismo y sus sinónimos no son una exclusiva jodienda
territorial.